Verónika Mendoza Frisch nació un 9 de diciembre de 1980 en el distrito de Santiago - Cuzco. Hija de una militante del Partido Socialista Unificado Francés llamada Gabrielle Frisch, quién llegó al ombligo del mundo a finales de los 70, y de Marcelino Mendoza, un profesor y campesino que vivía en el Cuzco, militante del partido Izquierda Unida y fundador del SUTEP. Sin lugar a dudas, por las venas de Verónika corre sangre revolucionaria y solo había que esperar algunos años para que saliera a flote todo lo que aprendió viviendo al rededor de la gente del campo y empiece a defenderlo.
Desarrolla su educación primaria en el IE Santa Rosa y posteriormente secundaria en el Colegio Virgen del Carmen. Ambos en el Cuzco. Ingresa a la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cuzco (UNSAAC) en 1997 pero entendió luego que su verdadera vocación era otra. Se alejó de su ciudad natal y se enrumbó a Francia donde ingresó a la facultad de Ciencias Humanas Clínicas de la Universidad de París VII Denis Diderot donde finalmente obtiene una licenciatura en Psicología en el año 2003. Luego, decide iniciar un máster en ciencias sociales en la Universidad Sorbona Nueva - París 3 que culmina en el 2006 y donde conocería a dos personajes —que en ese entonces— no significaban absolutamente nada para nuestro país: Nadine Heredia y Ollanta Humala. Junto a la hoy pareja presidencial fundaron el Partido Nacionalista Peruano donde luego ocuparia el puesto de coordinadora de comités de apoyo internacional (2007), secretaria de prensa de juventudes (2009) y vocera de la comisión de la mujer (2010).
En el 2011, Ollanta y compañía logran la victoria presidencial y Verónika llega al parlamento por el Cuzco con una campaña donde no recibió el apoyo de alguna empresa y gastó 40 mil soles etre ahorros, herencia y el apoyo económico que le brindó de su padre. Al año siguiente, estalla un conflicto minero en Espinar que desencadenaria con su salida de la bancada nacionalista porque consideraba que se había traicionado los ideales con los que habían llegado al poder. Mendoza es acusada de enviar un informe falso al alcalde de Espinar donde afirma que “un 2.2% de la población está contaminada con cadmio, un 5.5% lo está con mercurio, un 4.7% tenía arsénico y todo esto en cantidades que superan el valor referencial. Estos tres elementos tóxicos producen la muerte”. Estos números en realidad correspondían a otro poyecto minero. Días después, la Dirección Regional de Salud del Cusco emitiría un comunicado donde se confirma que el estudio no fue realizado a las personas que vivian en el área de influencia de la minera en conflicto.
Mienten. Mienten los que dicen que yo escribía en las agendas y hasta manejaba las cuentas del Partido Nacionalista...
Posted by Verónika Mendoza on Miércoles, 26 de agosto de 2015
Verónika Mendoza, desde mi punto de vista, tiene absolutamente todo para ser la representante de esa nueva izquierda que necesita nuestro país. Una izquierda que debe alejarse de los rostros que ya tanto le fallaron a nuestra nación. Una izquierda con juventud que no conserve ideas de tiempos prehistoricos y que escuche a todos los que conforman el panorama político del Perú sin importar de que lado estén. Una izquierda que vele por el pueblo trabajador pero sin dejar de lado el desarrollo del país. Una nueva izquierda que nos de nuevas esperanzas y no más de lo mismo. Queda poco tiempo y ojalá pueda enrumbarse con rostros frescos y con ideas nuevas, sino, sinceramente dudo que lo correcto sea dejar en sus manos el futuro del país.