sábado, 29 de agosto de 2015

¿MÁS DE LO MISMO O NUEVAS IDEAS?

Susana Villarán, Ollanta Humala. Ambos nombres suenan a un fracaso absoluto. Ambos lejos de lo que propusieron y cada vez más cerca a lo que tanto criticaban cuando estaban en campaña. La izquierda sin lugar a dudas ha decepcionado a todos lo que buscaron en ella una alternativa que podía haberles traído más soluciones que problemas. La izquierda se ha partido. Dividida entre los que mantienen sus ideales arraigados desde años donde todavía no existía el internet, aquellos que terminaron traicionando a sus ideales y aquellos que se presentan hoy como una nueva izquierda. En este último grupo, aunque con un poco de los 3, aparece un nuevo rostro. Alguien que cada día gana mayores adeptos aún sin ser la candidata oficial del Frente Amplio. Alguien que está logrando convencer a muchos pero en realidad es muy poco lo que muchos conocen de ella. ¿Quién es? ¿Qué hizo? ¿De donde viene? En las siguientes líneas, indagaremos un poco más a cerca de la hoy congresista: Verónika Mendoza.



Verónika Mendoza Frisch nació un 9 de diciembre de 1980 en el distrito de Santiago - Cuzco. Hija de una militante del Partido Socialista Unificado Francés llamada Gabrielle Frisch, quién llegó al ombligo del mundo a finales de los 70, y de Marcelino Mendoza, un profesor y campesino que vivía en el Cuzco, militante del partido Izquierda Unida y fundador del SUTEP. Sin lugar a dudas, por las venas de Verónika corre sangre revolucionaria y solo había que esperar algunos años para que saliera a flote todo lo que aprendió viviendo al rededor de la gente del campo y empiece a defenderlo. 

Desarrolla su educación primaria en el IE Santa Rosa y posteriormente secundaria en el Colegio Virgen del Carmen. Ambos en el Cuzco. Ingresa a la facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cuzco (UNSAAC) en 1997 pero entendió luego que su verdadera vocación era otra. Se alejó de su ciudad natal y se enrumbó a Francia donde ingresó a la facultad de Ciencias Humanas Clínicas de la Universidad de París VII Denis Diderot donde finalmente obtiene una licenciatura en Psicología en el año 2003. Luego, decide iniciar un máster en ciencias sociales en la Universidad Sorbona Nueva - París 3 que culmina en el 2006 y donde conocería a dos personajes —que en ese entonces— no significaban absolutamente nada para nuestro país: Nadine Heredia y Ollanta Humala. Junto a la hoy pareja presidencial fundaron el Partido Nacionalista Peruano donde luego ocuparia el puesto de coordinadora de comités de apoyo internacional (2007), secretaria de prensa de juventudes (2009) y vocera de la comisión de la mujer (2010). 

En el 2011, Ollanta y compañía logran la victoria presidencial y Verónika llega al parlamento por el Cuzco con una campaña donde no recibió el apoyo de alguna empresa y gastó 40 mil soles etre ahorros, herencia y el apoyo económico que le brindó de su padre. Al año siguiente, estalla un conflicto minero en Espinar que desencadenaria con su salida de la bancada nacionalista porque consideraba que se había traicionado los ideales con los que habían llegado al poder. Mendoza es acusada de enviar un informe falso al alcalde de Espinar donde afirma que “un 2.2% de la población está contaminada con cadmio, un 5.5% lo está con mercurio, un 4.7% tenía arsénico y todo esto en cantidades que superan el valor referencial. Estos tres elementos tóxicos producen la muerte”. Estos números en realidad correspondían a otro poyecto minero. Días después, la Dirección Regional de Salud del Cusco emitiría un comunicado donde se confirma que el estudio no fue realizado a las personas que vivian en el área de influencia de la minera en conflicto.

A la izquierda, Mendoza en campaña (2011). A la derecha, junto al informe que envúo a Espinar.
Su desarrollo político, a partir de su alejamiento del oficialismo, ha sido mesurado. Su idea de proteger siempre el medio ambiente —sin espantar a la inversión— se ha mantenido a lo largo de estos años, aunque no sabemos que tan cierta es esta afirmación. Cuando ha sido consultada por el gobierno chavista-madurista de Venezuela, ha entrado en un conflicto interno notorio. No termina de convencernos sobre cuál es realmente su posición. Se niega a opinar sobre Maduro pero asegura que fue elegido en democracia pura. Estos conflictos son los que nos hacen pensar que, como mencionamos al inicio, no es completamente una nueva izquierda la que hoy presenta y la gente que la acompaña refuerza esta teoría. Marisa Glave, Verónica Ferrari, Sergio Tejada, Julio Arbizú y hasta el ya anciano Hugo Blanco transitan por la orbita de Mendoza y evidentemente deja mucho que desear. Hoy está siendo investigada por el problema de las agendas de Nadine. Gustavo Rondón la ha citado como invitada porque "según la versión de David Quintana, ella manejaba, conocía y hasta podría haber hecho anotaciones en las agendas". Aunque cabe resaltar que las agendas encontradas contienen información que corresponde a la campaña del Partido Nacionalista cuando precisamente ella y Nadine eran amigas, Verónika ha negado estas acusaciones rotundamente y ha solicitado a través de su cuenta de Facebook que se la investigue a profundidad. 

Mienten. Mienten los que dicen que yo escribía en las agendas y hasta manejaba las cuentas del Partido Nacionalista...
Posted by Verónika Mendoza on Miércoles, 26 de agosto de 2015

Verónika Mendoza, desde mi punto de vista, tiene absolutamente todo para ser la representante de esa nueva izquierda que necesita nuestro país. Una izquierda que debe alejarse de los rostros que ya tanto le fallaron a nuestra nación. Una izquierda con juventud que no conserve ideas de tiempos prehistoricos y que escuche a todos los que conforman el panorama político del Perú sin importar de que lado estén. Una izquierda que vele por el pueblo trabajador pero sin dejar de lado el desarrollo del país. Una nueva izquierda que nos de nuevas esperanzas y no más de lo mismo. Queda poco tiempo y ojalá pueda enrumbarse con rostros frescos y con ideas nuevas, sino, sinceramente dudo que lo correcto sea dejar en sus manos el futuro del país.



jueves, 27 de agosto de 2015

UN LUNES CUALQUIERA

Estoy completamente seguro de que el 99% de la gente en este país odia los lunes. Empezamos a odiarlo desde el domingo a las 6 de la tarde cuando empieza a oscurecer y nos damos cuenta que se acaba el día. Termina el fin de semana y empieza otra. Y empieza siempre con un lunes. Sin embargo, esta vez no sería un lunes cualquiera. Era feriado. Uno de los tantos días no laborables que existe en nuestro calendario cayó justo un lunes 29 de Junio y ese mismo día jugaba nuestra selección a las 6.30pm. El día previo fue quizás el más largo del año y estoy seguro de que esta vez y solo por esta vez, el 99% de peruanos querían que acabe el domingo y que empiece el tan odiado lunes. Es que no era un partido cualquiera. Perú jugaba la semifinal de la Copa América contra nuestra siempre hermana, amiga y querida selección chilena.

El día finalmente llegó. En mi casa, desde el desayuno, no se hablaba de otra cosa que no sea fútbol. Mi viejo, que ha visto jugar a esas selecciones de las cuales yo solo he escuchado fantásticos comentarios cada vez que algún equipo peruano juega alguna copa internacional, estaba tan nervioso como yo. Mi papá ha visto ya al Perú de Hugo Sotil,campeón de la Copa en el 75, pero estaba tan emocionado como yo. Y no era para menos. Perú llegó a estas instancias por mérito propio. Segundos en un grupo donde estaban también Colombia, Brasil y Venezuela. Eliminando a Bolivia en cuartos con un fantástico Guerrero y una defensa muy sólida. Era sin duda un rival que nadie quería encontrarse en semifinales y mucho menos si eras el país anfitrión. Los periódicos tiraban todos los datos estadísticos que siempre iban a favor de Perú. Mi hermana sacó la bandera y la extendió en el mueble. Mi madre preparaba el almuerzo más peruana que nunca mientras mi hermano, mi viejo y yo tomábamos unas cervezas tratando de entender porque André Carrillo iba a ser titular. Los vecinos sacaron su televisión a la calle y en el medio de la pista armaron una especie de  bar donde se juntaron más vecinos a cantar canciones criollas mientras esperábamos todos la hora del partido.

6:20pm y Toño Vargas nos anunciaba que los equipos salían a la cancha. Mi madre gritó en ese momento '¡Vamos Perú!' y todos acompañamos con palmas y más gritos. Afuera, los vecinos con cajón en mano empezaron a tocar festejo y la fiesta había empezado. De pronto empieza a sonar esas notas que escuchamos todos en el colegio. La cuarta parte del estadio era peruano pero aun así se escuchaba fuerte el himno nacional, como si fueran más de 40 mil personas. Toda mi familia de pie y con la mano en el pecho entonábamos también nuestro canto hermoso. Cuando acabó la música en la pantalla los jugadores gritaban ¡Viva el Perú! y las personas en las tribunas también lo hacían. Se abrazaban entre ellos y es que debe ser difícil cantarle a tu patria estando tan lejos de ella. Los vecinos también se abrazaron y pocos nos dimos cuenta de algo. Había empezado ya el himno chileno y Carlos Zambrano le daba la espalda a la tribuna. En ese momento para mí, empezó a volver el odio recurrente que siempre tuve por los lunes. Le advertí a mi viejo lo que había visto y es probable que mi comentario se perdiera entre tanta emoción que había. Decidí no darle importancia y me quité la casaca. Empezó el partido.


Carlos Zambrano mientras se entonaba el himno de Chile.

Apenas 3 minutos de iniciado el partido, el león y el rey Arturo se enfrentaron por el balón. Ambos fueron amonestados verbalmente por el árbitro. Yo intentaba pensar que no tenía nada que ver con lo que había visto al inicio. 2 minutos después, Alexis Sánchez lleva la pelota por la derecha con ninguna opción de centro. No había peligro alguno para nuestra defensa. O quizás sí. Un Zambrano desconcentrado y con tanta ansiedad puede ser muy peligroso para nosotros mismos. Y así fue. El árbitro ve una patada y un jalón de parte del peruano en contra del chileno que algo de teatro sumó. Era la primera amarilla en tan solo 5 minutos. A pesar de todo seguí creyendo. No me importaba lo que había visto al inicio. Tampoco me importaba recordar que Zambrano publicó el domingo una foto en Instagram con un pie de foto que decía 'Olelé, olalá, estamos en Santiago que chucha va a pasar....’ No quería pensar que algo malo iba a pasar pero era inevitable. A los 19 minutos Chile tocaba la pelota sin ser profundo, sin generar daño. El balón queda suelto en tres cuartos de cancha y Carlitos la revienta cual back central de Copa Perú. Deja intencionalmente la planta del pie mientras caía y termina impactando en la espalda baja de Aranguiz. El árbitro lo vio e hizo lo que tenía que hacer. Nos quedábamos con 10 jugadores y quedaban por jugarse 70 minutos. Todos nos mirábamos las caras. Todo ocurrió tan temprano y tan rápido. Mi madre renegaba porque decía que no era la primera vez. Mi viejo solo atinaba a esperar la reacción de Gareca. Yo estaba arrodillado, mirando la pantalla y tratando de despertar del sueño que se volvería pesadilla 20 minutos después. Advíncula pierde la pelota en salida y Farfán corre tras ella. La banda derecha estaba libre y así lo entendió Valdivia. Pase para Alexis, centro para Vargas y gol de Chile. Mi padre tiraba el cuerpo para atrás del mueble en señal quizás de rendición. Todo estaba cuesta arriba. Así terminó el primer tiempo.


41' PT Gol de Eduardo Vargas

Arrancó la segunda mitad con un baldazo de agua fría. Pase filtrado entre la defensa peruana y Vargas la cruza. Era el segundo gol chileno. Debió ser el segundo gol chileno de no ser por el juez de línea que vio un fuera de juego que no hubo pero que importaba ya. Tantas veces los de negro nos jugaron en contra y esta vez tampoco era que nos estaban haciendo un favor, total, ya estaba casi todo perdido. Con mucha menor emoción que al inicio, los vecinos seguían cantándole al Perú. Gareca probablemente entendió que daba lo mismo perder por 2 o por 3 goles. Tenía que arriesgar. Perú empezó a tocar el balón y parecía que no tenía un jugador menos. Los chilenos se desesperaban y recurrían a las faltas. Guerrero se quejaba de los golpes, como siempre, pero no dejaba de luchar cada pelota. Eso despertó a la gente. Eso y el gol. Lobatón recuperó una pelota cerca al medio campo. Piensa, vuelve a pensar. Lo ve a Paolo y se la da. Guerrero ve de reojo a Advincula y la tira larga para que haga lo que Lucho hizo toda la Copa, correr. Le gano la banda a Mena y tira un centro que termina en autogol de Medel. El grito en toda la cuadra fue ensordecedor. Los jugadores se abrazaron y nosotros también. Era inevitable dejar caer algunas lágrimas y aunque ya había llorado antes por el futbol, era la primera vez que lo hacia delante de alguien. La pesadilla dejo de ser pesadilla y se había vuelto un sueño de esos en los que nunca quieres despertar pero de los que finalmente despiertas. Quedan 30 minutos y tenemos uno menos, me dijo mi viejo y empecé a despertar. Aguantar 30 minutos con uno menos era recontra difícil aunque finalmente no fue necesario tanto tiempo. Apenas 5 minutos después de la alegría nuestra, una pelotera en el área peruana termina en los pies de Vargas, el peruano. El loco la jugó hacia el medio campo con Paolo quien tras un desafortunado intento por jalar la pelota, la regala al otro Vargas, el chileno. La defensa de Perú salía y el arquero también. Eduardo Vargas lo vio a Gallese descolocado y lanzó un tremendo misil cruzado que se coló en las redes. Otra vez estábamos abajo.


64' ST Gol de Chile. Nuevamente Vargas.

Los muchachos no se daban por vencidos y nosotros tampoco, aunque ya era todo mucho más difícil que antes. Mi vieja volteaba a verme llorar y lloraba conmigo. Yo nuevamente estaba de rodillas, ya sin polo, esperado algún milagro que lamentablemente no iba a ocurrir nunca. Terminó el partido y no me quedó otra que seguir llorando pero no por el resultado sino por la forma en que se dio. Porque Chile no ganó el partido, le dije a mi viejo, el partido lo perdió Perú. Lo perdimos desde el domingo cuando Zambrano publicó esa idiotez en Instagram. Aún así los 10 que quedaron supieron jugar sin él y lo hicieron bien. Chile no fue superior con un jugador más y mucho menos lo fue cuando todo estaba equiparado. Perú perdió el partido, no lo ganó Chile. Y aunque el sueño se volvió pesadilla en un instante, todavía quedan ganas de seguir soñando. Porque se le jugo de igual a igual a todos y sin complejos. Porque ante la adversidad supimos siempre salir adelante a seguir haciendo lo que nunca tuvimos que dejar de hacer: jugar al fútbol. Porque a Gareca lo trajeron con el objetivo de ir al mundial y hoy hay razones para pensar que así será. Las lágrimas seguían cayendo mientras escribía todo esto en alguna red social. Mi viejo me veía llorar. Finalmente el lunes no fue un lunes cualquiera. Fue un tibio inicio de semana y quizás también fue el inicio de un nuevo camino que empezó a iluminarse y que ojalá nos lleve a Rusia 2018.